Bejo Imperio
Egipto, tras la invasión romana, fue una provincia del Imperio romano, que comprendía la mayor parte del Egipto actual, exceptuando la península del Sinaí. La provincia de Cirenaica al oeste, y Canaán al este, tenían frontera con Egipto.
Los gobernantes romanos de Egipto
Del reinado de Nerón en adelante, Egipto gozó una época de prosperidad que duró un siglo.
Adriano, que visitó dos veces Egipto, fundó Antinoópolis en memoria
de su amante Antínoo, muerto ahogado.
Esta guerra causó gran daño a la economía y marcó el principio del descenso económico de Egipto. Avidius Casio, que dirigió las fuerzas romanas en la guerra, se proclamó emperador, y fue reconocido por los ejércitos de Siria y Egipto.
El emperador Septimio Severo dio una constitución a Alejandría y a las capitales provinciales en 202.
Bajo Decio, en 250, otra vez los cristianos sufrieron persecución, pero su religión continuó propagándose.
En 272 Zenobia, la reina de Palmira, conquistó momentáneamente Egipto, pero lo perdió cuando Aureliano aplastó su rebelión contra Roma.
Dos generales se asentaron en Egipto, Probus y Domitius Domitianus, que dirigieron rebeliones triunfantes y se nombraron a sí mismos emperadores. Diocleciano capturó la Alejandría de Domitius, en 296, y reorganizó toda la provincia.
Pero esta fue la última gran tentativa de impedir el constante crecimiento del cristianismo en Egipto.
El cristianismo
Icono donde se representa a San Mercurio matando al emperador romano Flavio Claudio Juliano. Iglesia de San Mercurio.
Los cristianos egipcios creen que el Patriarcado de Alejandría fue fundado por el evangelista Marcos en torno al año 33, pero apenas se conoce cómo surgió el cristianismo Egipto.
La antigua religión de Egipto, sorprendentemente, opuso poca resistencia a la expansión del cristianismo.
Alejandría fue uno de los grandes centros cristianos hacia finales del segundo siglo.
Los cristianos de Egipto asumieron el monasticismo con tanto entusiasmo que el emperador Valente tuvo que limitar el número de hombres que podría convertirse en monjes. El monasticismo fue exportado de Egipto al resto del mundo cristiano.